¡Ay, qué Nvidia! la revolución de la IA  

Por Alejandro Inzunza, socio director de Symnetics y co-fundador de Pharu Analytics

Por estos días salieron los resultados de Nvidia y fueron excepcionales. Sin embargo, a pesar de que sus ingresos por US$32.500 millones representaron un aumento de 122% respecto del año anterior, el precio de su acción tuvo una inmediata caída en la bolsa.

Si bien los ingresos anuales de la compañía representan aproximadamente el 40% de todo lo que produce Chile en un año, sus ventas son de productos asociados a la inteligencia artificial, es decir, son de gran valor agregado. Pero, aunque Nvidia se ha convertido en sinónimo de IA, no puede permitirse bajar la guardia. Empresas emergentes, pares y hasta sus propios clientes están cada vez más ansiosos por invadir su territorio.

El crecimiento en ingresos de Nvidia, impulsado por la creciente demanda de centros de datos e inteligencia artificial, es indiscutible. Sin embargo, la volatilidad en los mercados, exacerbada por la incertidumbre macroeconómica y la estabilidad financiera de sus clientes, ha generado turbulencias que se han visto reflejadas en la caída de sus acciones.

El mercado en Chile esperaba con gran expectativa los resultados de Nvidia, temiendo que, aunque fueran buenos, no alcanzaran las alturas esperadas. Y aunque los estados financieros de la compañía fueron sólidos, la reciente caída en sus acciones refleja una confluencia de factores globales. Entre ellos, ajustes en la política monetaria de Japón y la delicada situación financiera de OpenAI, uno de los clientes clave de la fabricante de chips.

Mientras tanto su competidor, Intel, atraviesa uno de sus peores momentos. La compañía, que alguna vez fue el gigante indiscutido de los chips, ahora lucha por mantenerse relevante en la era de la inteligencia artificial. Con una capitalización de mercado que ha caído por debajo de los US$100 mil millones, después de un desastroso informe de ganancias en el segundo trimestre de agosto, Intel ha anunciado recortes significativos, eliminando 10.000 millones de dólares en costos y despidiendo a más de 15.000 empleados. A diferencia de Nvidia, que sigue liderando en la innovación, Intel se enfrenta a la cruda realidad donde su relevancia en la industria está en juego.

Nvidia, con una capitalización de mercado cercana a los 3 billones de dólares, continúa liderando la era digital, pero no sin desafíos. La empresa debe mantenerse en la cúspide de la innovación para evitar que otros ocupen su lugar en este ecosistema altamente competitivo.

Hoy enfrentamos una oportunidad crítica para insertarnos en la revolución tecnológica liderada por gigantes como Nvidia, cuya valorización y avance en inteligencia artificial marcan el rumbo de la economía digital global. Sin embargo, el desafío para países como Chile es aún mayor, pues seguimos atrasados en la adopción de estas tecnologías emergentes, con una desconexión entre la inversión y desarrollo en IA.

Esto nos obliga a formular las preguntas correctas antes de desarrollar modelos y algoritmos diseñados para hacer la transformación. ¿Para qué queremos incorporar esta tecnología en nuestras organizaciones y nuestra sociedad? ¿Cuál es el valor que buscamos? ¿Cómo mejora nuestra propuesta de valor hacia los clientes? ¿Estamos desarrollando una ventaja competitiva o nos estamos poniendo al día con algo? ¿Estamos incorporando a todos los stakeholders relevantes al incorporar IA? 

En consecuencia es imperativo que, antes que todo, redefinamos en  nuestros países la estrategia que está detrás de toda esta transformación. La capacitación en IA, la integración de esta tecnología en las empresas locales y el fomento de startups dedicadas a la innovación deben ser pilares fundamentales para cerrar la brecha tecnológica. Solo así la sociedad como un todo tendrá una participación activa en la transformación digital que Nvidia y otros líderes tecnológicos están impulsando a nivel global.

A decir verdad, la región se enfrenta a la urgencia de adoptar estas tecnologías estratégicamente, alineando los desarrollos en inteligencia artificial con objetivos de crecimiento y desarrollo local. Solo así evitaremos quedar rezagados en la economía del futuro. En el panorama global, mientras Nvidia continúa su ascenso, la clave para nosotros es no solo admirar desde lejos, sino también integrar de manera estructurada y estratégica esta revolución tecnológica en nuestras organizaciones y sociedad. Por ahora, solo podemos exclamar con una mezcla de admiración y urgencia: ¡ay, qué Nvidia!

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